Vivir y morir con Casimiro




LA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMAS


Casimiro ha hecho del Cabildo un maná público y, según sus detractores, también un caldo de cultivo del enchufismo

Gomeraactualidad.com/Gregorio Cabrera.-Decir que la vida en La Gomera gira en buena medida alrededor de Casimiro Curbelo es quedarse corto si se tiene en cuenta que una póliza de seguro contratada por el Cabildo que él preside cubre todos los gastos por defunción a los inscritos como gomeros allá donde se encuentren. 


Siempre y cuando, eso sí, se cumpla con el requisito de que el féretro incluya una cruz con la figura de Cristo. Se muere a la sombra de la corporación insular y se crece con ella, porque los libros son gratis con don Casimiro. 


De hecho, él mismo anunció hace siete días que así seguirá siendo durante el próximo año, quizás un guiño a la población para demostrar que todo sigue igual dentro de los 369 kilómetros cuadrados de la isla pese a lo que haya sucedido en una turbia sauna de la calle Orense de Madrid donde no debían colgar crucifijos de la paredes, precisamente y supuestamente.
 

El que fuera portero de la Unión Deportiva La Gomera va ahora con traje y corbata por las calles de San Sebastián, pero nunca se desprende de lo que unos llaman carisma y otros populismo exacerbado. Un ejemplo. Una vez pasó al lado de unos obreros que abrían una zanja y se empeñó en saludarles pese a que los trabajadores le decían que tenían las manos manchadas por la faena. "Me da igual, lo importante es que no estén sucias por robar", espetó él. Eran muy transparentes las aguas que bajaban por la acequia con rumbo a la finca familiar del barranco de la Concepción y que el joven Casimiro debía encauzar hacia los cultivos. Pero los tribunales también se han cruzado alguna vez en su larga trayectoria política antes del episodio madrileño. En 1985, cuando era alcalde de la capital, la Audiencia Provincial le condenó a un año de inhabilitación por ordenar la detención de un ciudadano por impedir el acceso a un vertedero y de un empresario alemán por entender que robaba agua de la red de abasto.

La rosa socialista ha enraizado hasta la médula de la sociedad gomera de su mano. Es secretario general insular desde 1983, presidente del Cabildo desde 1991 (conserva la mayoría absoluta) y senador desde 1993. Es amigo del presidente del Senado, Javier Rojo, que recibió la notificación de su detención, y promovió el nombramiento de José Luis Rodríguez Zapatero como Hijo Adoptivo, aunque ahora se haya convertido en un hombre más que incómodo para la cúpula del partido en Ferraz.

"La Gomera es Casimiro Curbelo". En esta afirmación coinciden sus defensores y sus detractores. Nada extraño cuando se recuerda que este licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de La Laguna acumula casi tres décadas de poder, dos de ellas al frente de la institución insular, a través de la cual late gran parte de la economía y la actividad insular de una isla de menos de 23.000 habitantes y una tasa de desempleo del 28,76%. Recientemente, el Cabildo de don Casimiro activó un plan de empleo que ha dado trabajo temporal a casi novecientas personas. Sus enemigos políticos le achacan que al mismo tiempo que ha convertido al Cabildo en una especie de maná público dominado por el enchufismo ha cortado de raíz la iniciativa privada.

Muchos gomeros tienen el teléfono móvil personal de Casimiro y le llaman para cualquier asunto. Si hacen falta unas gafas nuevas, se compran las gafas. Si hace falta un viaje médico a Tenerife, pues se sufraga. Ha sido la tónica habitual. Esto habría beneficiado a las clases más desfavorecidas, pero también ha dado lugar según algunas fuentes a una cultura de la subvención y de que pague papá Cabildo. Algunos por la calle le jalean y le dicen que "todo es una persecución". Se cuenta también que unos lo hacen por convicción y otros por temor a quedar fuera del reparto.

A nadie le ha sorprendido el apoyo de las agrupaciones socialistas locales de La Gomera para que Casimiro Curbelo repita como candidato al Senado en representación de la isla. En realidad, poco extraña ya en La Gomera con respecto a cualquier aspecto que tenga que ver con él. 

Ha seguido recibiendo a decenas de personas a la semana en su despacho presidencial en la tercera planta del edificio del Cabildo y, como por arte de magia, aparece y desaparece en los lugares más insospechados jugando a las cartas con taxistas o incrustado en una tertulia de jubilados. Si hay un funeral, allí está él. Si alguien enferma de gravedad, él va y ofrece el apoyo del Cabildo. Apenas se ha perdido una romería, una procesión o jolgorio popular desde que fue detenido y denunciado por los agentes de la Policía Nacional por presunta agresión. El PP se ha cansado de tratar de sacar astillas de un árbol que por ahora se resiste a caer y que, si lo hiciera, promete arrastrar consigo la estructura socialista en La Gomera, algo que desvela al secretario general regional, José Miguel Pérez, que mira a las islas occidentales y sólo ve incendios dentro del partido. Él último lo ha provocado Casimiro Curbelo Curbelo, nacido el 29 de noviembre de 1955. Lleva más tiempo mandando en La Gomera que haciendo cualquier otra cosa.

G/Ac.com La Provincia-Diario de Las palmas

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