*La mayoría de los enfermos que sufren esta patología son personas mayores, a quienes se les da las correspondientes recomendaciones de cuidados para su salud y se les inicia en el tratamiento farmacológico
Gomeraactualidad.com/Tenerife.-El Hospital San Juan de Dios de Tenerife ha detectado que el 80% de los pacientes que se atienden en la consulta del Servicio de Cardiología son hipertensos. Este alto porcentaje se debe a que la mayoría de los que sufren una enfermedad cardiaca son personas mayores, cuando la hipertensión es más frecuente, y a que muchos de ellos son remitidos a este departamento para ser valorados precisamente por padecer esta patología.
El jefe de Cardiología de este Hospital, Jesús Pablo Domínguez, indica que “a todos ellos se les realiza una historia clínica completa, una exploración física y las correspondientes pruebas diagnósticas con la intención de excluir una posible causa del aumento de la presión arterial, valorar la presencia de otros factores de riesgo y estudiar las posibles consecuencias cardiovasculares de la hipertensión”. Asimismo, se les recomienda los cuidados que deben seguir para su salud y se les inicia el tratamiento farmacológico.
La hipertensión arterial es el aumento anormal y permanente de la presión dentro de las arterias. Se considera que una persona tiene hipertensión cuando en estado de reposo su presión arterial sistólica es igual o mayor a 140 mm de Hg y/o su diastólica igual o mayor a 90, o mayor de 130/80 en caso de personas diabéticas
La hipertensión es uno de los factores de riesgo cardiovascular más frecuentes en el ser humano, ya que la padece el 25% de las personas adultas y se eleva al 50% si sólo se consideran a los mayores de 65 años. Asimismo, es de causa desconocida en más del 90% de los casos. “Constituye un grave problema socio-sanitario e implica un importante coste económico y social, puesto que si no es controlada termina lesionando las arterias y produce falta de riego sanguíneo en los órganos, lo que conduce a complicaciones a veces graves, incluso mortales”, señala el cardiólogo Jesús Pablo Domínguez.
En este sentido, Domínguez continúa explicando que “el corazón tiene que luchar contra la presión arterial para poder impulsar la sangre hacia la aorta, por lo que puede llegar a agotarse si la hipertensión es manifiesta y mantenida, con lo que aparece así insuficiencia cardiaca”. La patología también puede producir obstrucción de las arterias, con lo que puede producir infarto de miocardio, trombosis cerebral, insuficiencia renal o gangrena en las extremidades inferiores. Además, si la presión arterial se eleva en exceso, las arterias pueden romperse y producir hemorragia en el cerebro o en la retina.
El jefe de Cardiología del Hospital San Juan de Dios de Tenerife matiza que, en contra de lo que se piensa, la hipertensión arterial no suele producir síntomas, por lo que se le denomina “asesina silenciosa”, y en el caso de que los presenten se debe a que tienen la presión arterial muy elevada o una enfermedad arterial avanzada. “Lo más habitual es que el paciente sienta dolor de cabeza y mareo”, indica.
Recomendaciones
El tratamiento de la hipertensión arterial debe iniciarse con los cambios en el estilo de vida. La dieta debe contener poca sal y abundantes verduras, y se deben evitar las grasas y el alcohol. El peso corporal ha de ser el idóneo para la estatura de la persona, y hay que disminuir el sobrepeso y la obesidad, además de controlar el colesterol y la diabetes.
Es recomendable practicar ejercicio físico de forma regular, al menos una hora al día. El tabaco está totalmente prohibido ya que aumenta la presión arterial y favorece la lesión de las arterias. Asimismo, los hipertensos deben evitar las situaciones de estrés psicológico y llevar una vida tranquila y alegre.
La mayoría de los pacientes hipertensos necesitan tomar medicación para normalizar la presión arterial. Generalmente, los medicamentos antihipertensivos hay que tomarlos todos los días durante toda la vida desde que se diagnostica la enfermedad. Para valorar la presión arterial correctamente, el paciente debe medírsela en su ambiente habitual y en situación de tranquilidad. Se recomienda por ello hacerlo al levantarse por la mañana, antes de tomar la medicación, y por la noche, antes de cenar, para así conocer la variación en los dos momentos opuestos del día.
G/Ac: Gabinete de comunicación HSJD
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