OPINIÓN/COLABORADORES
Gomeraactualidad.com/Opinión por Juan Velarde.Polémica, demasiado ruido mediático, parece haber causado un artículo mío, escrito ya hace unas semanas, en referencia a las sospechosas denuncias por presuntos abusos sexuales cometidos en la Casa Cuna de Santa Cruz de Tenerife hace ya muchas décadas. Y dejé bien claro, y entre interrogantes, que mantengo mis dudas sobre la limpieza de esas reclamaciones porque se hacen, qué curioso, al amparo de la Ley de la recuperación de la memoria histórica y, fíjense ustedes, también porque existe la posibilidad de que se lleven unas perritas, que en tiempos de crisis no le deben venir mal a más de un y una tocahuevos que se creen repartidores de credenciales periodísticas.
Resulta que esta panda de tocahuevos, porque no saben hacer otra cosa, se permiten el lujo de escribirme en un tonito bastante insultante, con amenazas veladas sobre posibles querellas y que, hete aquí el quid de la cuestión, deje de estar escribiendo u opinando sobre el asunto porque no tengo ni p…idea y les puedo jeringar la subvención que le quieren sacar al Cabildo de Tenerife, a la Diócesis Nivariense y hasta al ministro de la Gobernación si éste aún existiese.Curiosamente, insisto, toda esta faramalla y tramoya viene desde hace pocos años, con la aprobación de esa ley sobre la memoria histórica. Hasta ahora, que yo sepa, nadie había mostrado mayor interés en el asunto y, en todo caso, quien había querido poner en su sitio a la monja, al cura o al educador que se hubiese propasado lo ha conseguido y sin necesidad de montar una matraquilla mediática donde, dicho sea de paso, se reparte la mierda a partes iguales e indiscriminadamente.
Repito que no soy nadie para dudar de que se hayan cometido tropelías en esta Casa Cuna y en otras, pero cuando menos me resulta chocante que se haya esperado tanto tiempo, que personas rozando ya los 60 y los 70 años salgan ahora, al amparo de una asociación catalana que busca adeptos por toda España, a denunciar a todo trapo. Además, otro aspecto significativo, se ataca por igual a la Iglesia o a los poderes políticos. Cuando una de estas tocahuevos se puso en contacto conmigo me contó que había importantes políticos en activo que tenían mucha responsabilidad en el asunto y que se les iban a caer los palos del sombrajo cuando salieran a la luz sus nombres, pero se negó a revelarme su identidad porque aún estaban con las comprobaciones. Es decir, acusando a priori, sin pruebas.
¿Ven lo que les digo? Esta clase de personas, camufladas en una asociación, disparan sin tino a todo lo que se mueva, les importa una higa cometer injusticias generalizando. Su objetivo no es esclarecer los hechos en sí o saber quiénes fueron sus verdaderos padres biológicos, que en muchos casos los han encontrado, sino que lo que les mueve son las cuantiosas indemnizaciones a las que se creen acreedoras por daños morales y, de paso, tocar un poco los huevos a quienes no consumimos al 100% su drama
Y es que, lamentablemente, siempre resulta sencillo demonizar a la Iglesia como una institución oscura, arcaica, llena de pederastas, de curas palilleros. Es el discurso que está de moda ahora y del cual se aprovecha algún y alguna que otra tocahuevos para sacar tajada del momento. Pero las cosas no son siempre así y, afortunadamente, tenemos en España una institución eclesiástica digna de encomio, no exenta de desertores del arado, pero como en cualquier ámbito de nuestra sociedad.
G/Ac.com Juan Antonio Alonso VelardeImprimir artículo
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