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La muerte de Isabel Canino fue violenta y pudo haber incluso ensañamiento. Estas son algunas de las primeras hipótesis que cobran fuerza entre los agentes que llevan la investigación sobre la circunstancias del fallecimiento de la conductora de Titsa, que había desaparecido el 20 de marzo pasado.
El principal sospechoso de la muerte, Salvador Alberto Morales Méndez, detenido este jueves en la misma casa inscrita a su nombre donde apareció el cadáver, permanece detenido en la comisaría de la Policía Nacional de La Laguna. Era compañero de Isabel en la compañía de guaguas Titsa y había mantenido una relación sentimental con ella durante unos 16 años. Salvador Morales se ha negado a declarar ante los agentes, acogiéndose al derecho legal de no dar testimonio. Ha sido llamado para hacerlo este domingo por la mañana en el Juzgado de Guardia de La Laguna (Tenerife), informó el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en una nota de prensa, aunque es probable que también se niegue a hablar, dentro de su estrategia de defensa. La hipótesis que se baraja es que Isabel Canino pudo ser asesinada el sábado 21 de marzo, sólo un día después de ser vista por última vez en los alrededores de su casa en El Sobradillo. Varios testigos sitúan a Isabel Canino ese mismo sábado en un vehículo de Salvador Morales. Éste, aunque seguía casado con otra mujer con la que ha tenido tres hijos, reaccionó muy mal a la ruptura de la relación amorosa paralela que mantuvo con Canino, sobre todo cuando supo que ella había emprendido una relación sentimental con otro compañero de Titsa también casado. Según esta hipótesis, Salvador no creyó a Isabel cuando ésta le dijo que iba a pasar el fin de semana con una amiga en El Médano. Los familiares de la infortunada mujer han asegurado que Salvador era muy posesivo con ella y que la perseguía y hasta la llegó a acosar y amenazar. Las tareas de rescate de los restos de la conductora de Titsa fueron arduas y costosas. Concluyeron pasadas las 23 horas de este jueves después del vaciado del pozo negro, momento en el que los restos en avanzado estado de descomposición fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal. Según las fuentes consultadas, el cadáver se encontraba entre los lodos que había en el fondo de la fosa séptica, sobre el cual se habían arrojado escombros probablemente procedentes de las propias obras que Salvador realizaba en la casa. "Estamos analizando las pruebas para confirmar si, como creemos, la persona o las personas que arrojaron el cuerpo a la fosa añadieron alguna sustancia para acelerar la descomposición del cadáver, posiblemente cal", dijeron las mencionadas fuentes de la investigación. Tal como expusieron estas fuentes, Salvador pudo haber construido un segundo pozo en la vivienda para ocultar el cuerpo. Salvador Morales ha mantenido en esta segunda detención la misma frialdad que exhibió durante la primera, cuando permaneció arrestado seis días después de prestarse a colaborar con la Policía para luego ser puesto en libertad sin cargos. En esta segunda detención, ha permanecido en silencio, mientras los agentes tratan de consolidar las pruebas en su contra. Los indicios de ensañamiento en la muerte de Isabel Canino coincidirían con los rasgos de un psicópata. Hay que recordar que Salvador Morales se encontraba en su segunda residencia del camino de La Hornera acompañado de su esposa y dos hijas cuando aparecieron el jueves a primera hora de la tarde los agentes policiales para confirmar lo que ya intinuían: que el cuerpo estaba en el pozo negro de la casa que ya habían inspeccionado en otras ocasiones. La filtración del dato procedió de un ex recluso conocido del detenido que habría ayudado a Salvador en obras menores en la misma vivienda en la que apareció el cadáver y al que le confesó que sabía qué hacer para ocultar un cuerpo sin vida. Ahora, se trata de averiguar entre otras cosas si hubo, como se cree, un cómplice, previsiblemente una persona muy allegada (un familiar) al supuesto autor de la desaparición de Isabel Canino. El Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, la compañía TITSA en la que trabajaban Isabel Canino y el ex compañero sentimental detenido por la muerte, Salvador Alberto Morales Méndez... Los minutos de silencio y las concentraciones espontáneas de repulsa por el hallazgo del cadáver de Isabel Canino han recorrido este mediodía todos los rincones de Tenerife, desde las principales administraciones de la Isla hasta la compañía insular de guaguas. Las muestras de dolor y consternación han sido la nota dominante en unos actos en los que ha quedado patente el dolor de toda la ciudadanía por el fatal desenlace de la desaparición de la conductora de guaguas públicas. Isabel Canino tenía 39 años y sus restos aparecieron este jueves en una fosa séptica de una vivienda propiedad del principal sospechoso de la muerte, su ex compañero sentimental durante 16 años y de trabajo Salvador Alberto Morales Méndez. Las circunstancias del suceso han sentado como un jarro de agua fría para los trabajadores de Titsa, donde eran compañeros Salvador Alberto e Isabel Canino. Habían mantenido una relación de 16 años mientras él mantuvo su matrimonio con otra mujer con la había tenido tres hijos. De hecho, Salvador estaba con su esposa y dos de sus hijas, según fuentes de la investigación, en la misma segunda residencia del ahora detenido cuando entró la Policía e inició los rastreos que condujeron al hallazgo de los primeros restos del cuerpo de Isabel Canino, dentro de una fosa séptica. La casa terrerra se encuentra en el camino de La Hornera número 80. |
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